Según la RAE, un intelectual es quien se dedica fundamentalmente a actividades o trabajos en los que predomina el uso de la inteligencia. En la vida práctica, en el día a día y tal como están la Política y el Periodismo español, lo de ‘intelectual‘ se puede aplicar casi a cualquiera, con tal de tenga cara de estreñido, vaya de progre y tenga acceso a una subvención. Hay que rescatar el término y para ello hacemos aquí este esfuerzo: – ¿Por qué vas tan elegante a la universidad? – Porque tengo clase. ——————————— – Quisiera comprar un libro sobre la fatiga y el cansancio. – Lo siento, están agotados. ———————————- – Oye, ¿te gusta la teoría de Einstein? – Relativamente. ———————————- – Alguna vez pensé que entre tú y yo todo se podría. – Y pues sí, se pudrió. ———————————- – Mi hijo está practicando natación. – ¿Y qué tal le va? – Nada mal. ———————————- – Doctor, soy asmática, ¿es grave? – No, señora, es esdrújula. ———————————- – El mes pasado contraí matrimonio. – contraje. – Claro, tenía que ser formal. ———————————- – No me quieres porque soy daltónico, ¿verdad, Celeste? – ¡Me llamo Violeta! ———————————- – Oye, ¿cómo te llamas? – No soy el ayer, ni soy el mañana. – De qué hablas? – Me llamo Eloy. ———————————- – Hola, cielo, ¿cómo estás? – Parcialmente nublado, con probabilidades de lluvia. ———————————- – Joven, ¿podría decirme dónde vio por última vez a la señora de las empanadas? – Por su puesto.
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