La cosa viene de lejos: por lo que sabemos hoy en día, nuestros antepasados de hace millones de años empezaron a domesticar lobos —aunque no está completamente claro el motivo—. Aunque no sabemos cuándo empezamos realmente a tener mascotas, una cosa está clara: en algún punto nos debimos dar cuenta de que aportaban algo realmente crucial para nuestras vidas. Por ejemplo, siempre se ha pensado que tener una mascota es bueno para la salud: no estamos hablando solamente de los beneficios psicológicos que aporta su compañía, sino que además se supone que su presencia aumenta nuestra esperanza de vida. Por ejemplo, las personas que no tienen un contacto de este tipo serían más vulnerables a enfermedades e infecciones. Pero es que, además, todo se reduce a que el mundo es mucho más divertido gracias a ellos. El tema del amor entre animales es fascinante. Aunque no podemos saber exactamente cómo «sienten» los animales, muchos científicos creen que algunos animales experimentan emociones similares a lo que los humanos entendemos como afecto, apego o incluso amor. Los perros forman vínculos profundos con sus dueños, y sus cerebros liberan oxitocina, la llamada «hormona del amor», cuando interactúan con los humanos. Este es el mismo químico que se libera en el cerebro humano cuando sentimos apego o amor. En los animales, los lazos afectivos suelen estar relacionados con comportamientos instintivos y sociales que les ayudan a sobrevivir y reproducirse. Sin embargo, muchos animales muestran comportamientos que pueden parecer afectuosos o que se asemejan a lo que los humanos entendemos como «amor», especialmente cuando forman vínculos de pareja o de familia. Fidelidad en las parejas animales La fidelidad entre animales varía enormemente según la especie. Algunos animales forman vínculos de pareja a largo plazo, lo que podríamos considerar como monogamia en el reino animal, aunque hay matices en...
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