Es una historia conocida: el depredador caza a sus presa. El depredador atrapa a la presa. El depredador se traga a la presa. Y adiós mundo cruel… para la presa. Suele terminar así. Pero, como cuenta Katherine Wu en The New York Times, el escarabajo carroñero Regimbartia attenuata dice: “No será hoy”. Después de ser tragado por una rana, este pequeño y valiente insecto puede deslizarse por las entrañas del anfibio y obligarlo a defecar para así surgir, ligeramente sucio, pero bastante vivo. El tránsito del bicho por el tracto digestivo puede durar tan poco como seis minutos, una mínima fracción de los dos días o más que suele tomar a una rana hacer completa digestión y defecar la cena, de acuerdo con un estudio publicado el lunes en Current Biology. “Este es un comportamiento extrañamente maravilloso del que no había escucchado antes”, dijo Carla Bardua, una bióloga evolucionista en el Museo de Historia Natural de Londres que no participó en el estudio. “Ese pequeño escarabajo puede nadar activamente a través de un sistema digestivo, es peculiar y sorprendente”. Shinji Sugiura, biólogo de la Universidad Kobe en Japón, ha estado catalogando el comportamiento extraño de los insectos y sus depredadores durante años. Algunos bichos, por ejemplo, punzan a los sapos para que los vomiten después de haber sido devorados. “La morfología y comportamiento de los insectos siempre me inspira”, dijo por correo electrónico el doctor Sugiura, y agregó que le interesan particularmente las defensas contra los depredadores que parecen “inimaginables”. Luego de notar que los escarabajos Regimbartia y las ranas frecuentan los mismos arrozales en Japón, Sugiura llevó un ejemplar de cada uno a su laboratorio, esperando que el insecto fuera escupido. Sin embargo, salió disparado por el otro lado del tracto digestivo, una hazaña fecal que Sugiura logró grabar...
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