Para mear y no echar gota. El marido de Begoña está cada vez más fuera de la realidad, y ni siquiera ante una tragedia de la magnitud que ha ocurrido en Valencia es capaz de aparcar su agenda política y dedicarse a gestionar y mejorar la vida de los españoles. Lo de Pedro Sánchez pidiendo a los españoles que salgan a aplaudir en los balcones al Estado por su gestión de la DANA, cuando a lo único que se está dedicando es a intentar hacer caer al presidente valenciano, Carlos Mazón, es de una inmundicia que traspasa los límites de la sanidad mental. ¿Pide Sánchez aplausos a los grupos parlamentarios de izquierdas e independentistas que mientras la gente moría consumaron el asalto a RTVE en lugar de aprobar alguna medida de ayuda urgente o al menos, guardar silencio?. ¿Quizá los pide para los ministros de Interior, Grande-Marlaska, y de Ambiente, Teresa Ribera, que no hicieron nada y solo guardan silencio sin asumir responsabilidades?. ¿O quizá para la Confederación Hidrográfica del Júcar, dirigida por Miguel Polo, exconcejal del PSOE?. Pero como la máquina de fango creada por Sánchez siempre supera sus propios límites, la última burla es la negativa de su esposa, Begoña Gómez, investigada por presunto tráfico de influencias, corrupción en los negocios y apropiación indebida a declarar ante el juez Juan Carlos Peinado. La excusa no puede quedar mejor para el esperpento que habita La Moncloa: la esposa del presidente que no tiene ningún cargo ni es primera dama de España, estará en Brasil el 18 de noviembre, en una ‘visita oficial’ por la cumbre del G-20. Se escuda en la invitación de la mujer del presidente brasileño, Janja Lula da Silva, para rodearse de una legitimidad inexistente. Estos y otros temas de actualidad serán tratados por Alfonso Rojo...
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