Suele decirse, y con razón, que el agua de Madrid es la mejor de España. Pero este no es el único líquido que es una maravilla en la región. Poco a poco, los vinos madrileños han cobrado relevancia, y algunos pueden enfrentarse a otros provenientes de lugares más famosos sin desmerecer en lo más mínimo. Una señal de que no son ningún morapio es que cuentan con una denominación de origen propia: D.O. Vinos de Madrid. Para mayor orgullo, es la única capital europea que tiene un certificado para sus vinos. Esta interesante oferta y reputación en los vinos ha hecho que el enoturismo sea una opción muy atractiva a la hora de explorar la región, que se encuentra dividida en cuatro subzonas: Arganda, El Molar, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias, que agrupan hasta 21 bodegas que se pueden visitar. Con bellos paisajes naturales y pueblos con encanto, cada destino cuenta con diferentes bodegas, experiencias y sabores. Lo mejor de todo es que están a menos de una hora en coche de la capital, aunque también se puede llegar en transporte público a mucha de ellas. Subzona Arganda Es la subzona vitivinícola más extensa de la región. Cuenta con una gran tradición que se remonta a la época romana; su clima, su tierra arcillosa y las aguas del río Jarama se conjugan para obtener un vino único. Aquí se puede visitar la Bodega Vinícola de Arganda del Rey, la única de Europa a la que se puede llegar en Metro; El Regajal, en Aranjuez; las bodegas Señorío de Val Azul y Del Nero, en Chinchón; las bodegas y viñedos Pedro García, Jesús Díaz e Hijos, y Peral, en Colmenar de Oreja; Pablo Morate, en Valdelaguna; Cuarto Lote en Nuevo Baztán; Licinia y Mus, en Morata de Tajuña, y Vinos y...
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