Disculpen el título en francés, pero esta compañía catalana titula y representa tres cuartos de la pieza en ese idioma. Un engendro compuesto por un intento de vodevil caricaturesco de la oligarquía europea del siglo XIX, seguido por una imitación de la que fuera primer ministro británico Margaret Tatcher en uno de sus discursos parlamentarios, para terminar con un remedo de sublevación jaleado por el público. Pastiche indigesto. La Calòrica, una compañía fundada en 2010, dice que ‘Le congrès ne marche pas es una pieza sobre el congreso de Viena de 1814, el fin del Antiguo Régimen y nuestra sociedad capitalista que se celebra así misma al borde del colapso. Una comedia grandiosa, frívola y rabiosamente política’. Quiten lo de grandiosa, completen el segundo adjetivo con mediocre y fatua, y añadan a la tercera afirmación gratuitamente demagógica y obscenamente populachera. El que ha pasado a la historia como Congreso de Viena (septiembre de 1814-junio de 1815) fue convocado con el objetivo de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napoleón Bonaparte, para reimplantar el Antiguo Régimen y retornar a la situación anterior a la revolución francesa de 1789, asegurando un equilibrio de poder entre las potencias que alejara una nueva guerra, y en fin, un firme conservadurismo político que favorecía la restauración inmediata de gobiernos absolutistas. Una especie de adelanto del Foro de Davos, pero más fácil de ridiculizar y menos directo al grano. Entonces era la monarquía absoluta ahora es el imperialismo USA-OTAN-UE con las grandes corporaciones. Ha cambiado el envoltorio y ahora es ultraliberal, pero sigue siendo autoritario bajo un manto democrático cada vez más en entredicho. El treintañero Joan Yago, que ya ha estrenado una quincena de obras y es profesor de escritura, se ceba en Metternich, el astuto canciller austriaco, en el zar Alejandro...
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