Le han pillado con el carrito del helado. Pedro Sánchez se marcó una larga chapa para tratar de colar su plan de ‘regeneración democrática’ con el que justificar su persecución a los medios críticos con el sanchismo. Pero la jugada le salió regulera puesto que los argumentos utilizados para intentar darle robustez a sus intenciones censoras se han visto desmontadas como un castillo de naipes. En el digital ‘Libre Mercado‘ cazaron al inquilino de La Moncloa mintiendo de manera descarada a la hora de recurrir a tres ejemplos que metió con forceps en su prolongada intervención en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados: Cada año se producen en nuestro país miles de bulos, que se comparten un 70% más rápido que las noticias verdaderas. Esos bulos han logrado que el 18% de los españoles considere que la economía española está en crisis cuando ha habido quince meses de crecimiento económico. Que el 34% de los ciudadanos tema que alguien okupe su casa, cuando este problema afecta a menos del 0,06% de las viviendas que hay en nuestro país. Y que uno de cada cinco padres no quiera vacunar a sus hijos. La okupación Con el asunto de la okupación, el jefe del Ejecutivo socialcomunista se deja fuera de la ecuación un dato relevante. Sánchez se agarra a las estadísticas relativas a la okupación en sentido estricto. Para el ciudadano de a pie, el okupa es aquel que se mete en una casa que no es suya y se niega a abandonarla. Sin embargo, en términos jurídicos, estaríamos al menos ante tres delitos totalmente diferentes: allanamiento de morada, usurpación e inquiokupación. Es esta última precisamente la que, según la Plataforma de Afectados por la Okupación, se ha incrementado de manera escalofriante en los últimos años, al calor del...
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